En primer lugar, vaya que ha pasado tiempo desde mi último post, las ganas de escribir habían desaparecido en lo concreto... en mi mente de pronto tenía algún tema que tratar u opinión que dar, pero la pereza me la ganó, no tengo otra excusa de peso.
Mi casa ya está en modo Navidad, con poquita decoración eso sí, así será este año. Y en mi trabajo (en un Mall), el modo Navidad también comenzó, pero lamentablemente se observa una cantidad importante de gente que quiere consumir (OK, debe reactivarse la economía) que aunque anda con sus mascarillas no respeta el distanciamiento físico, o sea, aglomeraciones hay igual y ello supone un mayor riesgo de contagio de este virus que tanto tiempo ha estado causando estragos en el mundo.
Con el retroceso a Fase 2 se busca prevenir una nueva ola de contagios, pero hay varias cosas que se contradicen en cuanto a las medidas tomadas, y eso hace dudar de su efectividad.
Una cosa que me hizo reflexionar los meses de cuarentena es la importancia indiscutible de la familia... los días y meses en que estuvimos "obligados" a convivir toooodo el rato puso a prueba nuestra paciencia, pero como lección le tomé toda la importancia al valor de estar juntos y contar unos con otros.
Del mismo modo, espero que pasar Navidad con las características que aporta tener consciencia de esta pandemia, nos haga ser más empáticos, autocuidarnos y cuidar a los demás, valorar la familia, los amigos y al prójimo, y no amargarnos, celebrar igual pero con cautela.
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