24 marzo 2016

Hacer lo que te gusta.

Lo que más le gusta a cada uno, el talento o los talentos principales, y hacer de ello tu ocupación... No todos logran hacerlo, lamentablemente, pero no hay que cejar en el intento, nunca es tarde. Por ahí leí que la respuesta suele encontrarse en la niñez, aunque no lo parezca; hay talentos y gustos que se desarrollan con el tiempo, pero la esencia está allí.

Yo primero que nada fui lectora, por eso deberían pagarle a una, ja, ja, ja... varios ganaríamos un sueldo razonable con eso. Después vino la escritura, y aunque lo he intentado, la creativa no se me da fácilmente, pero la no ficción me resulta algo mejor. Sin embargo, el hecho de que las injusticias y la "cuestión social" llamaran poderosamente mi atención hicieron que me inclinara finalmente por estudiar Derecho. Y una serie de cosas pasaron en el camino, por lo que me he desalentado, deprimido, y varios de sus sinónimos... pero también, he ido descubriendo intereses diversos, tan diversos ¡que ahora me cuesta decidirme!

Una tabla de salvación han sido los libros, y la cercanía de la biblioteca municipal. De otro modo habría podido leer bastante menos. 

Es en los libros donde he encontrado diversos pensamientos acerca de la vocación o misión en la vida, y una de las ideas que más me ha gustado es que cuando encontramos aquello que nos gusta el tiempo parece detenerse, todo fluye, es una actividad que haríamos con gusto aunque no nos pagaran, se difumina la línea entre pasatiempo y trabajo, y se dice que la persona está "en su elemento". A esto se le agrega el componente del servicio al prójimo, y tenemos la ecuación perfecta: trabajar con amor y sentirse realizado.

"Todo el mundo tiene un propósito en la vida... un don único o talento especial para ofrecer a los demás. Y cuando combinamos ese talento único con el servicio a los demás, experimentamos el éxtasis y el júbilo de nuestro propio espíritu, que es la meta última de todas las metas."
(Deepak Chopra, Las siete leyes espirituales del éxito)