18 agosto 2016

Un Nuevo Testamento especial.

Me encontraba, hace unas semanas, ordenando cajas y verificando su contenido en casa de mis padres (la idea es siempre reducir, pero en lo personal me cuesta desprenderme de cosas que tienen algún valor o sentido material o sentimental para mí, aunque sea mínimo).

Uno de los objetos rescatados resultó ser un Nuevo Testamento, con dedicatoria de mi abuelo paterno, de un valor especial por diversos motivos: él no conversaba casi nada conmigo ni antes ni después de su trombosis, que lo dejó viviendo por varios años después de su ataque, pero creo que en realidad era una vida a medias, pues se comunicaba y movía con dificultad, se limitaba a ver televisión, retar a mi abuelita (su mal genio surgió así, como de la nada, pero eran efectos de su enfermedad  cerebral), Antes, y lo puedo decir, no teníamos  mayor feeling, pero creo que era así la cosa, él en su mundo de adultos y yo en el mío, lee que te lee o viendo Sábados Gigantes o El Japenning con Ja no más: siempre estaba presente en nuestros cumpleaños,salía sonriente en las fotos.. y cuando nosotros íbamos de visita (una gran aventura  pues recorríamos buena parte de Santiago en micro para llegar) solía haber una torta del Café  Paula, helados (porque él trabajaba ahí) .o si no, casi siempre y esto ya de mano de mi abuelita el pan amasado  más rico del mundo mundial.

Entonces, volviendo al Nuevo Testamento, fue notable que la dedicatoria la escribiera él, con lo que le costaba escribir a mano, y diría que fue su último gesto así de abuelo que yo pude sentir, pero no dimensioné adecuadamente (no supe dar un adecuado valor a las relaciones  con mis abuelos, pero con mis abuelas estoy procurando mejorar esto).

Ahora, el objeto mismo - libro- no ha sido muy leído por mí francamente. Cuando asistí a una Iglesia Evangélica (Bautista), cerca de tres años en mi adolescencia, sólo ahí leí con agrado la Biblia, y era un libro regalado por mis padres, de color café y hojas de borde dorado... ah! y con cierre! Me encantaba.

Quise recordar así a mi abuelito Juan, a través de un libro, porque una de las cosas que más me gusta hacer - leer historias, y qué historias, en el caso del Nuevo Testamento - resulta ser uno de los lazos más fuertes que me une a él.