05 octubre 2006

Sin título.

Se puede vivir sin Internet en casa, pero si no tuviera biblioteca cerca con acceso gratuito a Internet, me sentiría ultra incomunicada… aún así, ya no puedo leer blogs con la frecuencia de antaño, y es así como me entero, con varios días de desfase, que una blogger baja la cortina por iniciar una nueva etapa, o que varios han escrito tanto que difícilmente podré ponerme al día, o que Pancha está viviendo una difícil prueba, pero que cuenta con el apoyo de sus seres queridos y además, de quienes la leemos.

Por este medio me comunico con mi familia… leen el blog y nos “carteamos”… ¡qué distinto sería todo si sólo pudiera escribirles “a la antigua”! Como me gusta escribir, yo no tendría problema, pero sí resultaría complicado esperar tanto por una respuesta… también me desalienta un poco escribir y recibir dos líneas de vuelta, pero lo entiendo: yo me explayo más por escrito y eso sólo lo hacen también mi hermana y a veces mi madre. Por otro lado, visito los fotologs de mis primos y la Carla, los blogs de dos de mis primas y otra más que anda de viaje por Europa (es divertido leer los comentarios de todos, ahí la familia se ha entusiasmado harto y sigue su periplo por gran interés) y nuevamente, vuelvo a asombrarme por la manera en que se acortan las distancias…

Ya han pasado dos meses de residencia permanente en Los Sauces, y compruebo en mí misma que soy un animal de costumbres, como reza el adagio; podría, en definitiva, adaptarme a la vida semi-rural, siempre y cuando fuera posible inyectarme unas dosis al menos trimestrales de Santiago… es bastante raro todo esto, este proceso, pero aunque esté lejos de todo mi mundo conocido, de las comodidades y de ese sinnúmero de cosas que siempre están pasando en la capital, estoy simplemente donde debo estar ahora. Hay un ciclo importante que está inconcluso, sin embargo, y de alguna manera esa parte de la historia se está escribiendo, con bastante dificultad.