24 febrero 2019

Ayuda humanitaria para Venezuela obstaculizada. Reflexión.

La comunidad venezolana en Chile es en la actualidad la más numerosa de extranjeros que por diversos motivos, han decidido probar suerte, buscar un futuro mejor, y muchos de ellos por estar disconformes con el gobierno de Maduro. 
La situación humanitaria en Venezuela hizo necesario organizar envío de ayuda por organismos internacionales y ayer, a través de los medios de comunicación, se  pudo ver cómo la policía obstaculizó la llegada de esa ayuda, y ese hecho provocó una escalada de violencia sumamente lamentable.
Duele ver violencia en cualquier punto del planeta, pero quizás, por ser un país latinoamericano, y porque debido a la migración estamos aprendiendo a conocerlos como vecinos, amigos de los hijos o compañeros de trabajo, duele aún más. En mi caso, tengo compañeros de trabajo venezolanos (y también de otros países), y no puedo más que decir que he visto ampliada mi mirada y enriquecida la convivencia.
En noticieros centrales, informaron que se estuvo recibiendo ayuda para enviar a Venezuela en la Parroquia Italiana, ubicada en el Parque Bustamante. Un punto de alegría y solidaridad mientras se seguía lo ocurrido a la distancia.
Para quienes hacen comentarios negativos ante el aumento de los inmigrantes en nuestro país, que nos quitan el trabajo, que sus costumbres son distintas, etc. pienso fundamentalmente dos cosas: si bien me cuesta rebatir el argumento práctico de qué sucedería si llegaran a ser tantos que se volviera inmanejable para el gobierno atender sus necesidades, hago el ejercicio inverso...y si en Chile nos viésemos, por motivos económicos, sociales y políticos en la necesidad de emigrar, no nos gustaría ser recibidos, acogidos y tratados dignamente por los ciudadanos y el gobierno del país al que llegásemos?