31 mayo 2006

En estos días (secundarios movilizados y violencia).


(foto de fotolog Providencia y La Tercera)

He observado con mucho interés el desarrollo del conflicto estudiantil, que poco a poco fue derivando en una discusión nacional, ¡tan necesaria!, acerca de la calidad de la educación. Porque es cierto, desde hace años se viene intentando modificar la LOCE, se entrampaba en el tema del quórum, y así, entre otras leyes que se sacaban a presión por cuestiones netamente politiqueras (¿recuerdan la ley express para salvar a la DC respecto de la inscripción de sus candidatos?... la ley de subcontratación, sin ir más lejos, no tan express pero que tenía que "amarrarse" pronto para que se figure cumpliendo una promesa, dejando que los errores o complementos se realicen en el camino no más, improvisando) fue quedando en el olvido... total, vamos metiendo computadores (que funcionan a medias y con profesores capacitados en forma insuficiente, más un resto que se resiste a aprender, mi propia madre entre ellas) y ampliando colegios que en varios casos han demostrado estar mal construidos, inyectando más recursos sin preocuparse mayormente de cómo están siendo administrados.
El tema es re-complejo, tiene tantas aristas que es difícil decidir por dónde empezar... se ha preferido evadir el problema... hasta ahora. A muchos nos sorprendió la capacidad de organización de los cabros, el uso que le han dado a la tecnología (MSN, blogs, fotologs y los celulares, por cierto); a muchos también nos avergüenza que las autoridades que hemos elegido (porque sí contaron con mi voto, ay Señor) no hayan sido capaces de hacer lo que los pingüinos sí hicieron: lograr que se discuta sobre la calidad de la Educación, golpeando la mesa para que se definan metas y plazos.
No me han gustado: las amenazas ("si no hay resultados, tomaremos otras medidas", ¿cuáles, a ver?) y las tomas, que son medidas de violencia, leve, pero violencia al fin; los infiltrados y no infiltrados (porque sí hay estudiantes involucrados en eso, no se puede negar) que tan imbécilmente tiran piedras y causan destrozos, que aprovechan tacos para robar a automivilistas, que tiran bombas molotov y que hoy, aprovechando la relativa pasividad de Carabineros luego del tirón de orejas que motivó lo ocurrido el día de ayer, insistieron en esos actos, felices los inconscientes. Y la violencia del otro lado, ¡también!... qué impacto ver a la estudiante literalmente agarrada de las mechas y al joven, que una vez acorralado, fue golpeado con el canto de los escudos de Carabineros, y luego ferozmente pateado... (suspiro).
Es así, estimados: repudio la violencia, como muchos;a riesgo de sonar siútica, diré que además me duele la violencia, ver cómo se puede llegar a eso... estos hechos han empañado un movimiento que ya está haciendo méritos para pasar a la historia... ojalá que en forma positiva.
Dos cosas para finalizar:
- Mi querida hermanita se sumó al paro nacional de ayer; se manifestó junto a sus compañeras en La Florida, y después en el centro, pero allí evitó estar en el ojo del huracán, menos mal. Si vieron la aparición fugaz de una chica con una máscara plateada y una cruz en la mano con la leyenda "Q.E.P.D la educación chilena"... era ella; su lado histriónico fue más fuerte, je, je.
- En los blogs se ha comentado profusamente este tema, como era de esperar. De lo poco que he leído al respecto recomiendo a Petra, Marcylor , Atina Chile y el blog del Chere (y Shock).

29 mayo 2006

Y bueno...

Respecto del Día del Patrimonio Cultural, me avergüenza confesar que dejé pasar esta estupenda oportunidad de visitar sitios que el resto del año tienen acceso limitado, como el Club de la Unión, o la Intendencia de Santiago; también percibir cómo edificios serios y silenciosos, como el Palacio de Tribunales, se ven inundados de música (escuchar acordes de violín en los pasillos de la Corte debe ser una maravilla)... en fin, me perdí de muchas cosas porque me da lata hacer largas colas y porque me levanté tarde como para ir al centro. A propósito de eso, leyendo El Mostrador, me entero que se inauguró el "Tren del Patrimonio"- metro en realidad -un tren que pasará desde ya y durante el mes de junio por la Línea 1.

La nube gris-casi-negra que rondaba por mi cabeza ya se alejó, no se vislumbra en el horizonte, por esa razón vuelvo a escribir, y me llama la atención lo que me comentó
Claudia, y que yo había señalado en un post anterior: un estado de ánimo más bien down hace que las palabras broten más fluidamente... pero hay que ser justos, estados opuestos, más luminosos, también producen efecto similar.

El asunto es: me gusta escribir, cosa que seguramente tengo en común con muchos bloggers. Sin embargo, cuando pensaba en qué quería ser "cuando grande", más que ser escritora, profe de Castellano, o licenciada en Literatura (opciones que igual tenía en cuenta)... me veía como abogado.

Recuerdo claramente cuando me picó el bichito del Derecho: en 8º básico, estábamos pasando Roma y diserté sobre los
hermanos Graco, una suerte de revolucionarios del siglo III A.C; luego, no recuerdo bien si en primero o segundo medio, fue el turno de disertar sobre la Revolución Industrial, pero específicamente respecto de la llamada "cuestión social", el origen nada menos que del Derecho del Trabajo y la Seguridad Social... ahí terminé de alucinar.
Nunca tuve mayores dificultades al expresarme oralmente y por escrito, me encantaba el área Humanista en el colegio - Lenguaje e Historia con una leve inclinación a Lenguaje eso sí - notas OK, PAA con puntaje suficiente para ingresar a la Chile; si hasta pinta de abogado y jueza - si es que tal cosa existe, tener "pinta" de algo - me encontraban.
Sin embargo, con el transcurso del tiempo me dí cuenta que lo que me atraía del Derecho era la idea de hacer justicia, o de luchar contra las injusticias, y ese afán idealista se vio confrontado con "la dura realidad"; ello, sumado a otras cosas, significó que el interés por la carrera decayera un poco y que al egresar, sufriera una crisis vocacional de proporciones mayúsculas que - junto a razones que sería largo detallar - ha aplazado mi titulación... incluso han habido momentos en que he pensado dejar este tema inconcluso no más.
Una vez que me di cuenta que el ejercicio libre de la profesión no era lo mío, que el Derecho es un área sumamente amplia y que va más allá de lo mencionado anteriormente, que reprobar el examen una vez me vio derrotada, caída y que frente a eso asumí toda la gama de actitudes posibles: creerse lo peor, hacerse la indiferente, olvidar el tema por tiempo indefinido, intentar una y otra vez estudiar sin mayor éxito (mientras año tras año hay reformas y más reformas, uf!), hacer anuncios públicos-ahora sí estoy estudiando-, pasar por estados de ánimo variables y un largo etcétera, he decidido: guardar silencio y simplemente estudiar. ¿Qué pasará? lo que tenga pasar. ¿Cuándo? el 2007.
Mientras tanto, aparte de estudiar, escribo acá, en El Club de Lulú, en Atina Chile, retomo el blog de cocina (esto último un post mensual no más), paseo por la blogósfera, espero los resultados de mis postulaciones al poder judicial (con pruebas incluidas, el martes rindo una) las que de no dar resultados positivos harán que viaje a reunirme con mi novio, al que tanto echo de menos. Y "si Dios no dispone otra cosa", estaría entrando al club de las casadas a principios del próximo año.
Tan-tán.

17 mayo 2006

Derribando estructuras.

"Otra vez, intentos fallidos. Otra vez. La inspiración dura poco, apenas para dar un par de pasos. Hasta para escribir me había cohibido, detestaba no presentar mayores novedades, al menos en lo verdaderamente importante.

Han sido esos días extraños en que tienes ganas de correr bien lejos, aislarte, pensar sin interrupciones, a ver si llega la tan ansiada iluminación.

Cada persona reacciona de distinta manera ante las crisis o las encrucijadas. Mi manera de reaccionar no es la proactiva, lo admito y lo lamento.

Por eso es necesario derribar estructuras, realizar una nueva construcción o la actual se lloverá o derrumbará; hay grietas por un lado, parches por el otro, incluso hay rincones bien construidos... pero algo hay que hacer, y hay que hacerlo ya."

(Escrito de un tirón, a tono con mi estado de ánimo actual, más bien sombrío).

12 mayo 2006

Sequía narrativa.

Apenas escribo el título, y me veo obligada a hacer una precisión: no es el no tener qué decir, sino cómo decirlo...

Libros y más libros: agradezco los comentarios al post anterior; quiero seguir escribiendo del tema más adelante, algo así como "Los Libros de mi vida", y también comentar lecturas más o menos recientes, esperando recibir recomendaciones de ustedes... esto último me interesa mucho.

¿Dónde estuve? "A la sombra de Los Sauces" (post 12 de abril) otra vez, debiendo retornar a Santiago el fin de semana pasado para dar una prueba escrita (motivo: postulación a tribunales, ahora el proceso es bastante más riguroso, lo cual es bueno; los resultados, sin embargo, tardan mucho).

Dos hechos acontecidos en los últimos días me hacen reflexionar nuevamente, transitando entre la pena, la frustración, la decepción y la inquietud:
- La violencia de que fuimos testigos (y víctimas, en términos particulares y como sociedad) el 1 de mayo y posteriormente, por las protestas estudiantiles.
- La contaminación ambiental.

En Atina Chile se está discutiendo el segundo tópico, recibiendo propuestas de los participantes; respecto del segundo, existe una sensación de impotencia y cansancio ("otra vez lo mismo"): muchos exigen "sanciones ejemplares", unos cuantos se preocupan del por qué, otros, de cómo prevenir... tantas aristas de un tema complejo, al igual que el de la contaminación.

Lo que REALMENTE quería escribir en este post, quedará para el siguiente (estoy masticando el cómo).