25 agosto 2018

Baúl de memorias y pensamientos.

DÍA 2: Una reflexión que me provoca una vivencia... no una, muchas: a lo largo de mi vida, la contemplación de la naturaleza me ha provocado admiración, paz, más de una epifanía... eso sí, en mi caso ello no me ha llevado a ser una entusiasta practicante de trekking (por una buena dosis de pereza) u otra disciplina deportiva de las que te acercan a la tierra, al agua o al viento. Pero sí soy una maravillada observadora pasiva...

- Mi mamá me ha contado más de una vez una mini historia: a los tres o cuatro años (no recuerdo para nada lo que ella me cuenta) llegamos a orillas de un río, yo con mis chapes, morenita, abro los brazos y me dispongo a respirar a todo pulmón el maravilloso aire puro del lugar. expresando en mi lenguaje de niña la felicidad que sentí en aquel momento.
- Contemplando las huertas de mis abuelas, sin "meter las manos" en su momento, sin preguntar casi nada, perdiéndome así la preciosa oportunidad de que me transmitiesen directamente sus saberes. Pero quiero rescatarlos a través de un aprendizaje en huerta y cocina.
- Observando atenta, cada vez que íbamos a ver a mi abuela materna, la belleza de los cerezos en flor.
- Disfrutando, cuando podía y hasta ahora, cuando puedo, de las puestas de sol en la playa...
- Impregnándome del verde Sur de nuestro país (aún no conozco el dorado Norte)

Lo descrito también me ha generado un compromiso con el cuidado del medio ambiente, digamos, "nivel medio", porque sé que podría hacer mucho más. Gracias Dios, por la Creación; Gracias Universo, por tanta maravilla...

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