28 agosto 2006

Delicias del campo.

Pan amasado, tortilla de rescoldo, mote, harina tostada, harina de avellana, huevos digamos... "orgánicos" (recién puestos, de yema color amarillo-casi-naranjo), verduras de la huerta, estofado de conejo, cazuela de chancho... mmm, ñam-ñam...

No crean que no he escrito sólo por estar comiendo, (je, je); otros han sido los motivos. Sin embargo, para una gozadora de la buena comida (golosa, digámoslo derechamente) estas semanas han sido un deleite... mi suegra, que ha estado aquí casi todo este tiempo, tiene muy buena mano y de ella he aprendido unos cuantos secretillos culinarios.
Pero... todas estas delicias, si no me cuido, me pueden dejar convertida en una circunferencia de lípidos, digna musa de Botero (sin la soltura necesaria como para posar desnuda, eso sí).
Update: ahora sí pude agregar los "monitos", y quiero decir que el tema gordura es preocupante en mi caso... no señores, no es mera vanidad, es un tema de salud y se relaciona con la fuerza de voluntad que suele escasear en mí, más la necesidad de un chequeo médico que tengo pendiente. Eso sí... no renunciaré a los huevos, son una delicia; tampoco a lo demás... eh... todo es cuestión de saber dosificar, dicen.

01 agosto 2006

Comenzó Agosto...

Siempre me ha dado risa leer o escuchar comentarios obvios como el de arriba, y muchas veces de gente que supuestamente tiene un buen dominio del lenguaje, como periodistas o comunicadores: "hoy es sábado... y mañana domingo" (!!!); "termina julio... y comienza agosto!!" . Pero en ocasiones las obviedades tienen su razón de ser, o nos sirven como introducción. Hace poco más de un año, escribía en este blog sobre agosto:
- Mes de los gatos.
- Mes de los abuelitos (por aquello de "pasar agosto").
- Mes del corazón (con descuentos en farmacias; controles gratuitos de colesterol y presión arterial, entre otros; charlas, etc.).
- Mes de la solidaridad, en homenaje al Padre Alberto Hurtado.
Gatos. Nunca me han caído bien los gatos, no hay caso, no existe feeling; cuando son chiquitos me inspiran ternura, pero crecen y se rompe la magia. Supongo que debo cultivar la tolerancia con nuestros hermanos menores (como San Francisco de Asís se refería a tooodos los animales), pero cierto aire de superioridad con que me miran (¿o será pura paranoia de mi parte?) lo hace difícil. Además, me traumaron desde la infancia, cuando los ruidos que emiten en época de celo o debido a riñas hacían que me despertara asustada (o no pudiese dormir).
Abuelitos. Los adultos mayores merecen todo nuestro respeto y consideración, no ser tratados como un estorbo (¿recuerdan el comercial de la Fundación Las Rosas?: "está viejo, bótalo"); más aún cuando la expectativa de vida es cada vez mayor, debemos otorgarles más espacio y derechos... y escuchar y aprender de su experiencia. Mea culpa: soy poco paciente con mis abuelos, cuando toman el micrófono por más de media hora (sin exagerar) o repiten una historia por enésima vez, me cuesta, lo siento. Y eso que agradecen tanto que uno esté dispuesta a escucharlos... es un punto importante en el que debo trabajar.
Corazón. No mucho que agregar, sólo que tengamos en cuenta que los males cardíacos nos están comenzando afectar a más temprana edad que antes, producto de una serie de factores que podemos controlar (exceptuando claro está, el genético), y que se se resumen en nuestro actual estilo de vida (estrés, falta de ejercicio, alimentación, etc.).
Solidaridad. Ah, qué puedo decir. Que no se restrinje a un mes (el presente), ni a "48 horas de amor" (la Teletón), que es un valor al cual si dejásemos que nos acompañara cotidianamente haría de nuestra vida un paraíso, y que unida al Amor por todo ser viviente, también haría que la palabra "guerra" no existiera en nuestro vocabulario.
He escrito por todo lo que no escribiré por (estimo yo) un par de semanas. La crisis... ejem, "período de reflexión" pre-cumpleañero sumado a mi traslado al sur me tendrán bastante ocupada. Sí, a fines de agosto cumplo 30, y en los próximos días me voy a vivir al sur con mi novio... no habrá internet en casa, pero ciertamente continuaré escribiendo aquí cada vez que me sea posible.